MIRADA

Frente a  mi ventana
los gusanos inhumaban  excusas,
antídotos  ajados, esquelas  sin señales.
Un  vecino  coreaba  el arrullo de los asilados de su patio,
enigmas de plenilunios o indicios.
A veces, la  inocencia,
pájaros que anidaban siempre en otros árboles.
Conjeturas fiadoras  de la ferocidad agazapada,
laberintos del saludo automático.
Pero un rumor vulneró  rituales 
delator de recónditos torrentes
durante años  buril de pesadillas,
origen acuoso del susurro.
Rescatados del abismo los tornasoles cautivos
emboscados más allá de  la mirada
y, además,  los girasoles de Vincent.

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